Hay dos viejitos cara arrugada
que no esperan la muerte. No.
No piensan en ella.
Hay dos viejitos ojos de monte
que se levantan tan temprano
que hasta los perros los miran extrañados
buscan sus baldes para el ordeñe,
siembran, cortan, esquilan, duermen
y vuelven a esquilar
un matecito entre tarea y tarea
un caldo graso
adobe y tierra
y tierra
y más tierra hasta en las uñas
El prepara la bolsa de agua caliente
ella los cordeles y las sogas
ya no saben desde cuándo están juntos
sólo una foto humedecida les recuerda
que alguna vez se casaron y
desde ese día
la vida sólo se explica junto al otro
los pueblerinos los miran
extrañados
no entienden cómo pueden
vivir sin luz,
sin internet
yo los miro y lloro
lloro por lo difícil que es
la sencillez para los mortales,
para los modernos,
para nosotros
los otros, los que temenos no envejecer acompañados
texto: Verónica Merli Fotografía: Jorge Piccini
Gracias Jorge, por tu desinteresada colaboración, tus fotos son extraordinarias....
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