domingo, 3 de enero de 2010

PALABRAS PARA ELLA

Foto tomada de internet

PALABRAS PARA ELLA

Me conoció cuando apenas vi la vida, estoy segura. Su estampa era imponente: alta, guapa, de anteojos, y llevaba sus años retorcidos en un rodete.

La acompañé desde que tuve dos días de nacida… Estuvimos juntas desde que me acuerdo…Conoció cada muestra de mi llanto: hambre, dolor, los dientes nuevos. Y también se reía mucho conmigo y disfrutábamos de nuestra compañía cotidiana. Su mundo estaba acotado a mí y a las tareas del hogar. Su esposo había muerto hacía un tiempo, y algo de ella había partido con él. Su casa, mi casa de la infancia, rebosaba de olor a jazmín y de helechos tupidos y verdes. Imborrables me resultan su caldo de pollo y ese aroma de colonia AMBRÉ que se esparcía por todos los rincones.

Éramos muy compinches…Cuando fui creciendo, me gané acompañarla de visita a la casa de sus amigas, como se estilaba en otros tiempos. ¡Cómo me atendían esas mujeres! Acostumbraban servirme COCA COLA –un lujo en mi casa- y unas masitas exquisitas que, juro, jamás volví a probar aunque las he buscado en varias oportunidades. Yo era muy juiciosa –eran sus palabras- y muy educada, por eso me dejaba acompañarla. Si uno de sus hijos la llevaba de vacaciones, yo debía ir con ella; tal era el grado de mancomunión que había ente nosotras…

Me hizo querer el tango y disfrutar de la lectura… Para mis cumpleaños, siempre tuve dos regalos de parte de ella: el día de la celebración con mis compañeros de colegio, un obsequio que a mí me gustaba; el verdadero 7 de junio yo esperaba su regalo más querido: un libro.

Yo me quedaba a dormir muchas noches de la semana en su casa, “mi hogar”.Teníamos largas charlas cuando la programación de la televisión terminaba –a las doce de la noche- y, muchas veces, radio encendida mediante, compartíamos unos partidos de ESCOBA DE QUINCE y de CHINCHÓN inolvidables.

Pasamos juntas muchas cosas: el nacimiento de mi hermana, la separación de mis padres, las enfermedades de la niñez… Y también estuve ahí cuando recibió la infortunada noticia de la muerte de un hijo… De allí en adelante, nunca fue la misma que yo conocí…Sus ojos grises se tornaron más grises aún y el tiempo le regaló más canas de las que hubiese querido…

Pasamos los años compartiendo vivencias y comidas de mediodía… Tuve mi primer hijo, a quien también quiso como a mí. Jamás olvidaré las noches en que él y yo nos refugiábamos en su regazo, ¡con qué dulzura le cantaba a ese niño para que durmiera!

Lamentablemente, en determinado momento su mente enfermó: estaba llagada con los aconteceres de su vida y no vivía con la lucidez que demostró siempre tener. Yo sentía un dolor tan grande al verla en esa condición, que estuve largo tiempo sin verla –pero, eso sí, recordándola cada día-. Ella ya no gozaba de mi compañía ni conocía a mis hijos.

Pero la vida me dio la oportunidad de cuidarla yo a ella, cuando su cadera se quebró y su espíritu se entregó sin ganas de luchar: mientras estuvo internada, la acompañé con el mismo amor con que ella estuvo durante todos nuestros años compartidos; yo le daba de comer, le contaba historias, escuchaba sus delirios… uno de esos días, tuvo un lapsus, mientras la ayudaba con su almuerzo, y me dijo: “¿Viste, Marcela? Ahora vos me das de comer a mí”. Nunca más se recuperó…

Han pasado muchos años desde su muerte; jamás pude llorarla… Tal vez, porque todos los días rememoro esos momentos que me regaló y me emociono mucho, pero con alegría…

Vaya este recuerdo para mi amada ABUELA: DOÑA ROSA (06/3/1906 – 28/4/1994)
Escrito por: MARCELA

Gracias querida Marcela, por compartir esta tan bella historia, no hay mejor homenaje para los seres amados que el recuerdo feliz de su existencia.

1 comentario:

  1. Emocionaste mi Ser con el paso de tus letras bajo mi mirada... suspiré las nostalgias de un pasado muy abrazado al tuyo y coincidí en las ternuras de las lágrimas que aún no se derraman.... Yo ví ese milagro también... ese partir cargado de gratitudes que sólo el que las vive las entiende y las cultiva con el tiempo.... en una letra...en una mirada... o simple... en un texto hermoso como el que has escrito.

    abrazoles.
    Mi Ser.

    ResponderEliminar