sábado, 2 de enero de 2010

Momentos que dejan huellas

Foto Valeria Vergara

Me encontraba sentada en un bar de mi ciudad, cuando las vi llegar. Caminaban muy despacio, esperándose una a la otra.

El blanco de sus cabellos iluminó mis ojos, miraron un sitio, posiblemente ese era desde años “su lugar”, tomaron asiento, siempre esperándose, como siguiendo el ritmo que sus cuerpos ancianos les permitían.

El mozo se acercó, y les trajo la misma bebida. Muy delicadamente comenzaron a beber y a charlar, estaban lejos de mi, no las escuchaba, entonces fue cuando me permití empezar a soñar.

¿Qué me decía esa imagen?

Años de amistad, ternura, manos arrugadas, movimientos suaves y pensados, miradas cómplices, risas tímidas y cuidadas.

Señoras de aproximadamente entre 70 y 80 años de edad, con sus vestidos planchados, sus mínimos tacos, sus manos llenas de anillos, pulseras, sus aros pendiendo de sus orejas, sus bocas pintadas suavemente para resaltar la palidez propia de la edad.

Se miraban, era un momento íntimo, dónde se respiraba amistad. Se hablaban muchas veces con sus ojos, otras con sus propias voces.

Tal vez recordaban, tal vez se contaban algo de lo cotidiano. Me preguntaba, ¿dónde se habrían conocido? Serían amigas desde la infancia, o quizá el trabajo hizo que se conocieran, serían consuegras, amigas del barrio, madres cuyos hijos compartieron el colegio.

En mi surgían preguntas, en ellas fluía el momento, un momento íntimo de amistad, y me puse a pensar, en cómo necesitamos los seres humanos para llegar a esa edad en plenitud de esos momentos, de cariño, de recuerdos, de secretos, de un tiempo para sentir que aún se está vivo.

Una de ellas caminaba acompañada con un bastón, así y todo no se quedó en su casa, sino que salió, se animó a seguir siendo parte de este mundo.

Y les agradecí desde mi alma, permitirme ser testigo de un momento tan hermoso.


Valeria

Y recordé este poema de Hamlet Lima Quintana

GENTE

Hay gente que con solo decir una palabra
Enciende la ilusión y los rosales;
Que con solo sonreír entre los ojos
Nos invita a viajar por otras zonas,
Nos hace recorrer toda la magia.

Hay gente que con solo dar la mano
Rompe la soledad, pone la mesa,
Sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
Que con solo empuñar una guitarra
Hace una sinfonía de entrecasa.

Hay gente que con solo abrir la boca
Llega a todos los límites del alma,
Alimenta una flor, inventa sueños,
Hace cantar el vino en las tinajas
Y se queda después, como si nada

Y uno se va de novio con la vida
Desterrando una muerte solitaria
Pues sabe que a la vuelta de la esquina
Hay gente que es así, tan necesaria.





2 comentarios:

  1. Hacerse mayor no significa que se tengan que dejar de hacer muchas cosas. La vida continua y se sigue disfrutando de actividades y encuentros que a las personas mayores las hacen sentir felices y plenas y pasar un rato agradable como imagino lo fué para estas dos señoras el tomarse su té o café y charlar y pasar un ratito juntas .
    Un bonito relato Valeria y una bella imagen.Un abrazo.

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  2. Muchas gracias Julia, un fuerte abrazo para vos!!!! y seguro que para ellas fue un momento hermoso, y para mi también que pude ser testigo!

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